jueves, 28 de marzo de 2013

Lírico Underground.




Nací en un mundo gris en donde estamos llenos de una generación de cigarros y cafés.
En donde, peleamos por parquímetros y tratar de subir al colectivo.
Antojamos el ego? No!!  El ego nos controla a nosotros.
Bajo hasta la última conciencia, para derivar entre la masificada sociedad.
Colectivo de grandes ciudades, implorando una mejor vida.
A veces odio, a veces olvido y muy poco amo.
Hurgar en la conciencia del mudo, tratar de sacar el monstruo del consumo, eliminar la masificación de la conciencia.
Despréndete de tus dolores,  y lárgate al bosque que, esta vida no es más que una ilusión.
Nos pusieron hombros en donde antes teníamos alas.
Y nos dieron un nombre, como a los perros.
Profetizar la Iglesia, como una deidad, escupir dentro de su altar y orinar entre sus huevos.
Texas, el cuero de dolor de un cigarro siete dólares en un bolsillo.
Negro con punta de cuernos sentado frente a una puerta, largos silencios esnifando el alma.
Declinación por todos los santos falsos, falsos como esta sala y esta gente.
40 grados para los demonios escupir cada yuca amarillenta, flor de sangre, flor de sangre.
Porque nuestros ojos permanecen cerrados simbólicamente en esta declamación de mierda!!
 Aún cuando enciendo la Televisión, mirando toda la tragedia diaria, esto me emociona.
Sea como sea a nadie le importa ver como mueren por las balas, como mueren atropellados, si el padre violo y mato a sus hijas, si el cura torturo a los niños antes de sacarle los ojos, o si el cuerpo lo encontraron desmabrado en el puente.
Me ayudan los ciegos.
Me ayudan a ver la verdad.
Yo la cicatriz de mi cuerpo,
Se necesita práctica en el tremendo abuso de uno mismo.
Cogido por las orejas encaminado al salón de clases.
El techo se convierte en muñecas de papel.
Me ayudan los ciegos
Me ayudan a ver la verdad.

martes, 26 de marzo de 2013

GRUNGE.


Primero no sabían cómo llamarlo, para decir sucio.
Los días grises llenos de rebeldía y salían a buscar la noche.
Debajo de esas camisas de leñador, A punto de terminar los ochentas.
Distorsionaron sus guitarras, y hablaron de ser una generación X.
Seattle fue su madre, debajo del puente Wishkah, nacía una leyenda inyectada de heroína.
Ríos verdes como inspiración, nostálgica lluvia en los bosques como canciones.
Andrew Wood y sus composiciones, floreciendo la escena finalizando la década.
Mother Love Bone muriendo antes de nacer, encaminado al mito, ensombrecida por la Heroína que arrebata a Wood, el placer de recorrer el callejón de la fama en busca de mas drogas.
Así,  de una especie de años noventeros productos de gritos, botas negras y jeans desgarrados.
Pure grunge, pure white noise, pure shit!!
Baterías pesadas herencia del punk y heavy metal,
 Taladraban los cerebros de los jóvenes inquietos pero sin la pesadez del metal.
Desencanto y apatía, como banderas en cada sutil día nublado.
Suprimiendo la personalidad, cantando canciones de libertad bajo un sombrío concierto.
Dentro de los sótanos, se gestaba un romance, como cómplice la  cerveza, marihuana  y tengo un nombre en mi mano, lo escribo y lo dejo volar “NIRVANA” estremecía los muros.
Grunge, como generación x.
Grunge, renaciendo desde los profundos pozos del óbito.
Alicia encadenada, sin fantasía, desde los lodos y campos de Wishkah, gestando la maldición.
Melón  Ciego rodando en los charcos que juntan la lluvia, vertiendo un té solo para dos.
Yace sobre su desván, sin nombre y sin alma, “es mejor quemarse, que apagarse”
Yace sobre su casa envuelto en cocaína y heroína, Alicia esta desencadenada.
Yace sin vida sobre el autobús del grupo, vestido de cocaína en la sangre.
Sé que no todos podemos quedarnos aquí para siempre
Por eso quiero escribir mis palabras en la cara de hoy
Y ellos podrán pintarlo.
Como algo frió, gris y noventero.

lunes, 25 de marzo de 2013

Relatos de Infancia.



Cuando era niño me pasaron cosas curiosas, que ahora de grande no me lo explico cómo sucedieron esas cosas raras, desde la infancia era atraído por cosas desconocidas como los fantasmas, duendes, el mito y la leyenda. Mis padres siempre me inculcaron ir a la iglesia tener fe en dios y demás. Todos mis amigos iban de aquí para allá a jugar y de allá para acá, recuerdo que cuando éramos niños nos juntábamos en la cuadra a hacer travesuras o volarnos las naranjas del árbol de doña Aurora, meternos silenciosamente a la casa de las muñecas; así le decíamos a una casa que se encontraba frente a mi casa en donde vivían cinco hermanas de diferente edades, pero todas de una belleza de barrio de esas que no dejas de platicar con ella mientras juegas en la colonia. Una tarde estábamos en la calle Pepe, Carlos, Miguel,  las hermanas Elisa, Rebeca y yo. Estábamos jugando como cualquier tarde de los años noventa cálida, serena y media nublada, cuando a Carlos se le ocurre ir al a los campos que estaban cerca de la Av. Reynosa, (Los campos de los Zorros) nosotros vivíamos a faldas del cerro de la silla, incluso nuestras casas forman parte del cerro ya que realmente la falda de la montaña comienza en la Av. Pablo Livas una avenida antes de Eloy Cavazos la ultima Avenida pegada al cerro donde ahora se transita un inmenso tráfico y sigue creciendo.
        El punto es que aunque fuera tarde para llegar a esos campos de los Zorros donde anteriormente iban a jugar una gran cantidad de niños traídos de muchas partes. Nosotros decidimos ir caminando  bajar hasta aquel punto, tener que cruzar el río la silla  por un puente donde la mayor parte de ahí esta oscura
Carlos: hey!!  vamos al campo de los Zorros.
Elisa: estás loco, está bien lejos y hay que ir caminando.
Pepe: si vamos!! Me llevo el balón de fut, para jugar allá.
Miguel: pues yo si voy, si van si voy.
Rebeca: Elisa no!! Mama no nos deja ir más allá de la esquina.
Yo: pues si todos van, si voy.
Carlos: Ándale Elisa!! Pide permiso o es más, no pidan permiso y vamos así de volada.
Yo: pues si no quieren ir, no las obligues.
Pepe: Vamos rajonas, tu Rebeca el otro día me dijiste que querías ir conmigo al campo de los Zorros, pues ahora  vamos!!
Miguel: Achis!! A mí me dijo que quería ir conmigo al río a pasar la tarde y pescar ranas.
Elisa: Ya ves como eres Rebeca, que paso?
Rebeca: Yo ni me acuerdo de nada, y si quieren ir pues vamos pero ya, antes de que venga mi papa de trabajar llega a las nueve de la noche, verdad Elisa.
Elisa: si quieres ir mana?
Rebeca: si, si no le dices a mama y papa.
Elisa: ok, no diré nada Vámonos!!
Yo: vamos.
Miguel: traite el balón Pepe y unos botes de agua.
Carlos: lleven para comprar papitas o llegamos con Doña Brígida a comprar elotes.
Rebeca: Nombre así  vámonos!!
Así partimos los seis niños en busca de diversión a esos campos llenos de arboles enormes donde los troncos parecieran que ya habían cumplido dos siglos, pues las copas de los troncos estaban más grande que nuestras casas, caminamos calle abajo, descendiendo por la calle Hidalgo (nuestra cuadra) en aquel tiempo nuestro barrio ya era viejo y para nuestra fortuna, todavía no se construían aéreas comerciales para nuestro rumbo, ni tampoco casas como las que ahora hay.
      Bajamos jugando, gritando, Elisa a veces me abrazaba y me tiraba, a Rebeca le gustaba Miguel, pero no atrevía a decírselo todos sabíamos. Cruzamos Pablo Livas, y llegamos hasta donde está el puente de la Av. Lázaro Cárdenas, sobre el rio la silla, Ahí nos detuvimos Pepe se acerco a nosotros  y nos dijo:
Pepe: Oigan, vamos a ver las lechuzas, mi papa dice que se esconden debajo del puente y  dice que hay muchas.
Carlos: No manches, Lechuzas, Debajo del puente apoco ahí se esconden?
Pepe: si, vamos a atrapar una o que.
Elisa: Nombre esas son brujas, aparte dicen que te escupen y además yo no creo que estén ahí.
Miguel: Pues apenas ver, comoquiera vamos a bajar al rio sirve que pescamos algo, ¿tú qué dices Ulises?
Yo: Pues vamos a ver primero desde arriba haber si hay a lo mejor y pescamos una.
Rebeca: yo no voy aquí los espero yo si les tengo miedo.
Pepe: vamos todos, agarren piedras y palos.
Al caminar todos por el puente llegamos a la mitad por donde había dos aperturas, que nos permitían ver hacia abajo, nos acercamos todos nos asomamos y solo vimos el rió que pasaba tranquilamente del otro lado del puente había otras tres agujeros sobre la banqueta pareciera que el puente estaba viejísimo y se fuera a caer. Al no tener éxito en ver si estaban esos pájaros nocturnos, corrimos hacia el otro extremo, el primero en llegar fue Pepe que se asomo hacia abajo primero. Al llegar nosotros nos dijo: -no manchen ahí están, son muchas- a lo que Elisa contesto: -haber déjanos ver-  todos nos amontonamos para observar la congregación de enormes pájaros blancos cafés al fondo del puente, fácilmente yo recuerdo que había fácil más de cincuenta Lechuzas, y todas peleaban amontonadas por la comida, algunas eran más grandes que otras, y empujaban a las más pequeñas para quitarles la comida, y cual fuera nuestra sorpresa que estos Pájaros estaban comiendo ratas y tlacuaches,  las destripaban con sus enormes picos y las desgarraban con sus enormes uñas. Nosotros viendo sorprendidos desde lo alto del puente,  solo se escuchaba el pilar de las ratas cuando estas les encajaban sus picos en sus cuerpos, no sé de dónde salían mas Lechuzas trayendo mas ratas y tlacuaches era como una gran fiesta, se escuchaban los aleteos de  algunas que volaban al otro extremo del puente buscando la oscuridad.
   También emitían un sonido extraño como un silbido pero agresivo. Entonces a Pepe se le ocurre aventarle una piedra al centro donde comían desesperadamente a los roedores. Algunas estaban llenas de sangre pareciera que urgían hasta lo último de la rata. Cuando cayo la enorme piedra se escucho el eco del choque con el suelo todas las Lechuzas como si se dieran cuenta que estábamos ahí voltearon hacia arriba por donde estábamos nosotros, nos vieron algunas otras simplemente seguían comiendo. Tenían una mirada muy misteriosa, era como si tuvieran cara de humanos, parecían algo serias pero veían más allá de nuestros ojos. Recuerdo que una se nos quedo viendo fijamente  a lo que Pepe les volvió a aventar otra piedra, y esta hizo un sonido chillante voló hacia nosotros  a lo que rápidamente corrimos, corrimos alejándonos de ahí  Pepe se quería volver estaba con ganas de atrapar una Las hermanas Elisa y Rebeca no querían volver estaban espantadas con tal escena que vieron, yo estaba perplejo no sabía si era real lo que había visto, Miguel y Carlos también estaban espantados pero querían volver a aventarles piedras. No volvimos simplemente nos fuimos al campo sin darle importancia a esas cosas, nos sorprendían por supuesto pero éramos solo niños que curioseaban   
Desde que era un niño de cinco años recuerdo que siempre los vecinos de la colonia y mis padres platicaban historias de que a faldas del cerro de la silla sucedían cosas extrañas como el avistamiento de un hombre pájaro por las madrugadas, un fantasma que se subía a los carros  en la exacta curva del famoso parque de la pastora Zoológico y bosque, grandes fogatas que se avistaban desde nuestro barrio hasta lo que era poco más de la mitad de la montaña, nadie sabía quién? O qué? Era lo que ocasionaba esas enormes llamaradas de fuego.  Siempre escuchaba a mi madre que decía que cuando estaba esperando a mi hermano pequeño escuchaba una carcajada fuera de la casa de una mujer a altas horas de la madrugada, todas las noches y siempre a la misma hora. Ella decía: –es la bruja que se quiere llevar a mi hijo- mi padre escéptico a esos temas decía que era la vecina que estaba agarrando la fiesta con sus familiares,  pero la intuición de una madre va más allá de cualquier cosa terrenal. Ellas saben cuando algo anda mal.
    Así que una noche cuando dormíamos y la calle estaba tranquila y serena en la madrugada, mis padres en aquel tiempo dormían en el cuarto que daba a la calle y si pasaba alguien caminando se escuchaba rápidamente en la recamara. Eran las tres de la mañana cuando una carcajada estruendosa de una mujer de algunos cuarenta años se escucho en el árbol de enfrente una gran encino que era de Doña Aurora. Mi madre la escucho primero, a la segunda carcajada me despertó a mí, que dormía en la recamara trasera de la casa junto con mi hermano menor, no había escuchado en mi corta vida tremendo alarido podría decirse, ya que aparte de que me despertó me asusto, rápidamente corrí a la recamara de mis padre dejando a mi hermano a la deriva pues estaba totalmente dormido, así que corrí del susto y toque la puerta de mis padres mi madre abrió rápido.
-Que haces aquí, ¡Ulises! Ahí anda la bruja, donde está tu hermano? – dijo mi madre, a lo que conteste  - Mama!! Escuche una risa muy fea, me asusto.-
Mama: corre a la vitrina y saca las tijeras que están en la puerta izquierda apúrate!!
Corrí rápidamente a la sala en la oscuridad de la casa pues ni siquiera hice el intento de prender la luz, según yo para que no se diera cuenta la bruja de que estábamos despiertos. Saque las tijeras que mi madre me dijo, regrese rápido al cuarto de mi padre. Escuchaba a mi madre diciéndole a mi padre que se levantara porque la bruja había regresado, pero los esfuerzos de mi madre fueron en vano. Pues él estaba profundamente dormido y hacía caso omiso a mi madre.
   Madre: Ulises, traite también del refrigerador Chile, tomate y cebolla.
Yo: para que mama?
Madre: los voy a poner en la ventana es un remedio, que aprendí de Parras, ándale tráeselo!!
Así que me devolví rápidamente a la cocina sin encender la luz y en eso escucho ese estruendo terrorífico, ese alarido cruel, maquiavélico, grotesco de una carcajada burlona, recuerdo que era algo así como perros peleándose y al final de cada carcajada se escuchaba un pequeño gruñido como de un marrano enojado,  llegue a la cocina tome el tomate, la cebolla y el Chile  Regrese rápida mente corriendo a la recamara cuando, ahí de nuevo la carcajada esta vez más cerca  como si estuviera cerquita de la ventana, llegue con mi madre y le di las verduras.
Madre: Chingado!!! Se me olvido pedirte la sal también mijo ve corre, rápido!!
Al darme la media vuelta y correr por el pasillo que da a la cocina, en busca de la sal sentí un escalofrió que recorrió toda mi columna vertebral, pues al fondo de la casa, en el patio trasero alcancé a ver una ave enorme que aleteaba las mas enormes alas que jamás había visto en mi corta existencia, fui a la cocina tome la sal y se la lleve a mi madre.
Mi madre con su enorme estomago de embarazada, camino hacia la ventana que daba a la calle, tomo las tijeras cortó el tomate, la cebolla y el Chile y los puso en el borde puso un puño de sal y tomo una pequeña cinta roja que tenía en su máquina de coser dijo lo siguiente:
Madre:  Baño de brujas, baño de brujas tortura empleada para arrancar sus confesiones, Baño de brujas, baño de brujas tortura empleada para arrancar sus confesiones, Baño de brujas, baño de brujas tortura empleada para arrancar sus confesiones, Ato sus pies y manos para su conjuro Bálsamo, Ato sus pies y manos para su conjuro Bálsamo, llévate estas cosas para no manipular la naturaleza, mañana me las traes, llévate estas cosas que tengo para ti para no manipular la naturaleza, mijo es de dios, mijo es de dios, mijo es de dios!!!
Con este conjuro o rezo que mi madre decía susurrándome junto a la ventana yo la miraba poco asustado por que no sabía lo que hacía pero al instante las carcajadas dejaron de escucharse esa noche. Traje a mi hermano del cuarto y nos dormimos con mis padres todos juntos mi madre dijo: -esa cosa no volverá por aquí, no se llevara a mi hijo- a lo que yo la miraba como una heroína de la noche anónima una simple ama de casa, no sé qué fue lo que paso, pero ella ahuyento a ese pájaro esa noche y después dormimos tranquilos nadie de mi familia recuerda los que paso esa noche, solo mi madre y yo. Porque yo fui testigo de cómo la bruja se quería llevar a mi hermano ó no se qué diablos quería, pero estaba allí por algo. 

jueves, 21 de marzo de 2013

Cabalgo sobre mi propia Luz.


Hoy, subí la montaña y te vi en frente.
Te dije que ya no necesitaba del caballo para subir.
Luego, me miraste con esos ojos tuyos trascendentales.

Te recordé de aquella noche hablando con mi alma que eras tú.
Pensé en que debías saber que ya no dependía del corcel, ni del pegaso y ni siquiera del unicornio.
Porque hoy cabalgo en mi propia luz.

Hablar contigo es mi yoga y noto en tu rostro la misma experiencia.
Podría peinar tu aurora con las lágrimas de mi alma.
Saciar la vestimenta del infinito como una vecina desconocida.
Y arrancar tu halo con mis uñas frágiles.

Esta es la historia que nunca termina, debes acostumbrarte al hambre.
Cuando seas viajero podrás enseñarme, de momento, tienes patria y eso a mi inconsciente le congela.

Y es que, si me mato hoy, también mato al niño que jugaba aquella tarde en mil novecientos noventa y cinco.


Poema escrito en colaboración con Alejandro Valdez.

domingo, 17 de marzo de 2013

Casa. Poema Haiku.

Entre a mi casa.
casa deshabitada.
ausente tu amor.
locura desencadenada.
dolor en mi pecho.

La noche del Aullido.



Después de haber muerto su padre, Angela se encontraba deprimida en su recamara y maldiciendo al cáncer que acabo con uno de sus seres más queridos. El hombre que le había enseñado todo sobre la vida había muerto
Con los ojos llenos de lagrimas llena de soledad hundida en una casa grande.
Donde solo Vivían su padre y ella, mirando la luna llena en la oscuridad del cuarto con el luto en su corazón y el dolor hirviendo en su pecho decidió ir a la azotea de la casa y pensar en lo que cualquier mortal haría cuando la depresión  es eterna y te cierra las puertas del mundo,  el suicidio. Angela se paro en la orilla de la casa en la azotea recordó los momentos felices con su padre y como la llevo a la tumba de su madre y siempre teniendo presente que siempre fue una gran mujer, recordó y recordó. Miro la luna  callada mente, el barrio se encontraba en silencio cuando cerró los ojos para dar su paso al vacío desde la azotea, en ese momento, escucho un fuerte aullido. Como un estruendo en la noche, un aullido tan fuerte que los perros comenzaron a ladrar espantados como si el lamento del diablo saliera desde las entrañas de la tierra. Angela se espanto inmediata mente y escucho los ladridos igual de espantada que los perros dio un paso hacia atrás y camino hasta las escaleras  que dan a su jardín, se quedo quieta y miro a su alrededor pensando que había sido eso, algo estaba estropeando su plan de suicidarse, ese aullido espanto su muerte. En seguida Angela camino escaleras abajo lentamente y miro hacia los arbustos que están  en el rincón del jardín vio que se movían bruscamente y se escuchaba un gemido ronco.
Miro y la piel comenzó a erizarse,  bajo las escaleras y pensó en llegar rápidamente a encender la luz del jardín, cuando de pronto, los movimientos de los arbustos dejaron de escucharse estaba quieto todo.  Camino hacia ellos ya que la curiosidad se apoderaba de ella camino lentamente y en el jardín solo se escuchaban sus pisadas en el pasto una y otra vez. Cuando ya estaba muy cerca se inclino a los arbustos para abrirlos con sus propias manos. De repente mirando entre los arbustos y en la oscuridad se abrieron unos ojos grandes y amarillos llenos de maldad y salto hacia ella haciendo un gran gruñido y comenzando a rasgar y morder. Angela grito pero nadie la escucho. A las dos noches Angela despertó en su recamara dolorosamente sentía  que estaba quebrada pero solamente  eran dolores musculares, escucha que tocan a la puerta y es su tía que entra con la cena preparada y quejándose de  porque había tomado esa decisión tan mala de quitarse la vida. Pues había sido ella que la encontró esa noche tirada en el jardín ensangrentada rasgada en los brazos y piernas como si ella se lo hubiera hecho por la pérdida de su padre. Angela no recuerda nada solo la tumba de su padre en un cementerio solemne y gris. Su tía le habla de las malas decisiones que toman los seres humanos algunas veces y le recomienda que esa no es la mejor salida, ella la abraza y la deja descansar, estando sola en la recamara en plena noche se siente fuerte y con ansiedad ella siente que le hierve la sangre y que los huesos le crecen desmesuradamente. Se para toma de la jarra del agua y se acerca a la ventana a abrir las cortinas y se encuentra con una luna totalmente llena y roja, enseguida la mira y sus ojos comienzan a ponerse amarillos como los que había encontrado entre esos arbustos.   

AUTOR: SAUL ESTRELLA.


viernes, 1 de marzo de 2013

Déjame bajo la lonja de la niebla.



A lo distante, por donde los cuervos van sin vergüenza,
Cruzan sombras el cielo susurrando al viento.
Olor denso de árnica en tus jardines, Crepito las hogueras.
Las luciérnagas saben nuestro gran secreto, con antorchas acosan la  muerte de los demonios.
Y sus grandes cabezas bajo el húmedo bosque, camino empedrado de  solemnidades.
En el viento naufragan tus cabellos,  Un violín compone una rosa.
Tanta Luz que desertan tus ojos, avanzas con tu propio halo poético.
Como duele en la oscuridad,  como duele esta simple Ilusión.
Entre tanto, los libros aún permanecen  sobre los mismos rincones.
Ellos vuelven cansados y no hay luz en sus ojos.
Canto a mis huesos como álamos secos,
Entra en el corazón un silbido de grandes ruiseñores,
Pero mis huesos brillan y dividen la noche.
Antigua caricia que me diste junto a tu casa en la noche malsana.
Hablamos, escribimos y salpicamos, bajo el arco vacila un anciano.
Y su nombre apenas es recuerdo en esta vida, su aura quiebra la luz, el aire.
Esta acumulación desnuda es el regreso de los labios que se asoman.
Encajado en tu rostro, donde yacen nuestros poemas en tu morral.
Caminamos calle arriba en una desolada ciudad, exenta de ocultas laderas.
En tus pies de bailarina vive la melodía.
Antaño y somnoliento donde arranco mi venda.
La herida sanada por la deslizada célula.
Mirándote, quietamente como te mueves.
Pensar sobre nuestras historias caídas, triunfos.
Aquellos labios rojos que otros hombres, nunca olvidaron.
Ellos olvidaron que la llama solo se apago en sus ojos.
Tornasol taciturno luchando por los senos de un muerto.
Esperando todo el día en esta contemplación, 
Esperando a que venga el cierzo.
Existo debajo de mis rezos a mi ceniza  (Dios interior)
Pudieran los dioses venir a pedir una limosna de mi nombre.
Baba sobre todas las vaginas, y que no sea este mi último poema.
Estamos dentro del poema como el cierzo,
Que corre fugitivo sobre él mismo.
Belleza única, venganza única, el suicidio como rosa, como flor cubica.
Para que tú descubras que no eres masa, eres alma.
Se diría que como el cielo serías visto por siempre.
Aunque el disparo de pistola por la noche corrompa los miedos.
Aún vivo en la tierra,  eres un niño difunto que divaga en los desiertos mundanos.
Pero a nadie, le importan los pequeños locos infantiles que viajan solos por el país de los muertos.
Héroes en los ojos de una mujer, cine desesperado, conversar con extraños.
Exiliados de una picaresca escena obscena, solo vine a ver los ojos de la mujer de la taquilla.
Una aventura no hay, como este poema, como el riesgo de un vuelo en el viento sin transito, sin destino.
Pero ella también sabe que está muerta,  no hay furor contra esta tristeza que la corrompe.
Lo útil de su cuerpo y esa mudez de sus ojos: Oh! Belleza.
Se podría pensar que nadie sospecha que conservas esa belleza demente  de la infancia.
Pero el camino sigue como el de Jack Kerouac.
Sin fin, sin destino, sin alborotos.
Orgullosos los sonámbulos deputando la sangre del Caronte de sus mitigantes sueños.
Caronte entre tanto poema,  la mano me ciega en el lodo Febrero para saber: ¿De qué vida hablan?
Estos universos paralelos que se asoman desde el delirio inexistente,
Un Vino tinto alucinante, es un fuerte dios parado.
Rótulos de neón brillantes entre cada rincón donde se esconden los enamorados.
Esa gente misteriosa que pasa a tu lado, sin mirarte o mirarse, cada mañana cuando te diriges a un destino.
Y como la carcajada que llega desde el norte, sobrevivo entre mares de alcohol,
Música quemada, cuando el reloj avanza sin horizonte dentro del bar,
Contemplando  las lagrimas del mundo, una sociedad en las estrellas.
Ellos añoran el calor de nuestros besos.  
Solos, tristes desde el infinito nos observan, vengan despacio hacía mi Luna de dientes caídos.
Atrás quedan las huellas, queda el poeta así como el piano a la sinfonía.
 ¿Quién sabe mi nombre? Ceniza a la mesa de los bárbaros o soy alimento para el vino.
Luego los ríos lamieron sus piernas en esa rivera a la mujer del hombre muerto,
Que en el lecho de mis árboles sin hojas, con tu lengua desojas el árbol de mi sexo.
Palabras que caen, canciones que avanzan por la sombra, me asomo al pozo del surrealismo,
Poeta, extranjero en el mundo, conciencia en su cuerpo, en el bar hombres solos,
Tan solos, como la propia vida, monstruo grotesco de algún rostro desconocido.
Excomulgado en  su propio altar, como un hilo, ahora es dulce sumergirse en la inmensa lonja de la niebla.
Ahora aquí donde todo es silencio, este mundo que me acoge, mundo de titíes disecados.
Déjame ir en la noche  en los brazos de la niebla.
Más allá del viento, más allá de la vida, hay una guitarra poderosa que armoniosa toca por sí sola.
La verdadera historia del Universo.






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