Vivimos cerca de una montaña silenciosa.
al salir de casa la veo con una tapa sumergida en su pico.
Hay una visión hermosa en su lenguaje callado.
Cada mañana camino hacia ella, desde sus faldas
Un delantal verde y tímido.
Es como sentir un ascendente grito por los ecos de sus cuevas.
Es domingo por la mañana,
Nadie despierta, y escucho sus sonidos sintetizados.
su murmullo al mirarme como significante humano.
Sigo con mis ojos hasta que se estrellan en la cumbre de los arboles.
Imagino como sonaría mi cuerpo al chocar con sus rocas o
Cobijarme con la sombra de los arboles solemnes.
en sus escondidos caminos de terrecería,
Arpeo mi silencio incógnito bajo su inmensa ascendencia,
Allá donde aguarda el silencio eterno
Allá para ascender seguro contigo.
-García Estrella