domingo, 21 de febrero de 2016

Lejanía del Trazo.





Flotabas en el dulce fuego,
Bajo los influjos del alcohol.
Te paseaba por alrededor de la fiesta.
Donde tus amigos te miraban y gritaban.
Y tu gritabas euforicamente.
Una pequeña grabadora sonaba.
Y muchos de tus amigos bailaban.
Mientras yo te sostenia por la cintura.
Como una pequeña rosa.
Tu aroma por mis fosas nasales tu encanto por encima
de mis ojos que te miraban como deslizabas tu vestido.

Flotabas en el dulce fuego,
Pequeña mujer aristocrata.
Un sentido en el humo de cigarro,
Tarareando una cancion. 
Te reias en la madrugada.
Una copa de vino en mis dedos.
Los amigos de tus primas somnolientos en la barra.
Un tiro de libertad, 
Un poema entre mis ojos.
Alzando los hombros hablando de escritores, 
Desifrando la literatura con estas situaciones.
Pero tú eras mas bella por la noche por debajo de nuestras estrellas.
Y Jamas nos volveremos a ver despues de esta vida.
Y nunca nos contaron las mismas historias en nuestras diferentes infancias.
No es Nostalgía si no un poco de añoranza por este momento.
Siguiendo tus perfumes y tu amor encrispado.
Abrazando tu piel,
Y tu abrazando mi sombra.
Soy tu poeta perdido en el tiempo, en el recuerdo.
Mis delirantes letras en la Lejanía del trazo.
Mi mundo alejandose en esa melodía que bailas a la luz de las velas.
Y la cancion nos envuelve a todos. 
La misma cancion que ahora escucho en la radio hoy que estoy 
Lejos de ti.

-García Estrella.

domingo, 7 de febrero de 2016

El cerro de la silla (Buscando la eternidad)






En el cerro de la silla,
Los negros bailarínes  se desnudan,
Por los senderos solitarios, Las carcajadas.
En un Arbol una soga detiene un cadaver de su cuello,
Danzan los esqueletos de las brujas,
Danzan sobre los organos negros.

En el cerro de la silla,
Vive un hombre pajaro que llora por las noches.
Una vez una damisela lo abrazo con amor.
Su amor entrechoco con la muerte de la mujer.
Y el viento en sus alas rasgaron los violines de la tristeza.
Los cuervos lo acompañan al crepusculo,
Donde en sus garras son dueñas de toda cabeza rota.

En el cerro de la silla,
Auyentaron a los espiritus,
Los locos que raptaron a Sheila.
Donde en sus faldas rasgaron con tremenda lujuria,
Con el delirio en la saliba de sus bocas,
Una vez en los ochenta una mujer fue asesinada.
Bajo la noche nublada y fria de mi infancia.

En el cerro de la silla,
Con las bolsas llenas de oro en su caballo,
A galope Agapito Treviño silbo una melodia triste.
En su caballo el aura le alza el pelaje de su melena.
Su aliento en todas las historias del norte.

En el cerro de la silla,
Enterraré un poemario,
En algún punto de la montaña me iré.
Sin titubear mis poemas esconderé.
En el albor, a la hora de la tarde arrivaré.
Cientos de poemas debajo de una piedra.
Que yacen en el cerro de la silla.
Pues solo así me desprendo de los seres  humanos.
Para en una sola accion, 
Volver a encontrar esa eternidad que había perdido.



-García Estrella.

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