Son las
7:30am
Despierto
sintiendo un dolor de cabeza que cubre todo mi cerebro.
La luz del
sol entra por mi ventana discretamente. Y los pájaros,
Comienzan su
canto junto al árbol de la acera.
Apenas un
suspiro sale de mi boca cuando me pregunto ¿Aun estoy vivo?
Me siento
sobre la Orilla de la cama y el dolor de mi
cabeza hace un estruendo en mi cerebro.
Y me
digo:-Tranquilo, la vida es más que esto, y de lo que fue anoche-
Trato de recordar pero no encuentro nada, solo
flashazos de camaleones psicodélicos que bailaban alrededor.
Busco una
aspirina entre los cajones, y encuentro cartas de un amor pasado.
Y un disco de
los doors.
Una cruda con
sabor a triunfo así,
Entre la
desesperación me largo a tomar una ducha.
Vagamente voy
recobrando el sentido de lo que fue la noche anterior,
Ahora
recuerdo:
La existencia
del exceso de humo y el alcohol derramado sobre la mesa de un bar olvidado.
Los
personajes de esa noche un tanto genérica de realidad.
Se
amontonaban a la espera del momento preciso, convenientes para con sus
personas.
Bailan
expresando el sentir musical que los envolvía, todo era pintoresco ver esos
cuerpos.
Individuos heterogéneos.
Que me incitan al baile, pero el licor que había
consumido sale a flote, bailo al son del licor no de la música.
Creo que esta
pieza musical caería muy bien a las estrellas lejanas.
Las cámaras fotográficas capturan la imagen androgonica,
Del momento
placentero de los que me acompañaron esa noche, las luces rápidas parpadeando y
yo a un fondo momentáneo.
Me olvide de mi mujer la solución de la noche,
la broma de los dioses.
La
incomodidad de la osamenta en su cara y las falsas legumbres que portaba.
La historia
de sus amores pasados, que me daban aburrimiento escuchar de ellos.
Y la música
fuerte y el DJ, Haciendo lo suyo.
Y el exceso
va dejando su estela en todas partes con movimientos atroces y ligeros.
No seguía el
patrón de una buena compañía que hay entre lo banal y lo excesivo.
Y el
bar iba de aquí para allá y de allá para acá.
Y todo daba
vueltas y la gente me hablaba y mi mujer se reía conmigo.
Y yo solo
escuchaba el rugir de las bocinas.
Ahora que
recuerdo,
Me dispongo a
ir a la cocina.