sábado, 6 de octubre de 2012

La Mañana.


Son las 7:30am
Despierto sintiendo un dolor de cabeza que cubre todo mi cerebro.
La luz del sol entra por mi ventana discretamente. Y los pájaros,  
Comienzan su canto junto al árbol de la acera.
Apenas un suspiro sale de mi boca cuando me pregunto ¿Aun estoy vivo?
Me siento sobre la Orilla de la cama y el dolor de mi  cabeza hace un estruendo en mi cerebro.
Y me digo:-Tranquilo, la vida es más que esto, y de lo que fue anoche-
 Trato de recordar pero no encuentro nada, solo flashazos de camaleones psicodélicos que bailaban alrededor.
Busco una aspirina entre los cajones, y encuentro cartas de un  amor pasado.
Y un disco de los doors.
Una cruda con sabor a triunfo así,
Entre la desesperación  me largo a tomar una ducha.
Vagamente voy recobrando el sentido de lo que fue la noche anterior,
Ahora recuerdo:
La existencia del exceso de humo y el alcohol derramado sobre la mesa de un bar olvidado.
Los personajes de esa noche un tanto genérica de realidad.
Se amontonaban a la espera del momento preciso, convenientes para con sus personas.
Bailan expresando el sentir musical que los envolvía, todo era pintoresco ver esos cuerpos.
Individuos heterogéneos.
Que  me incitan al baile, pero el licor que había consumido sale a flote, bailo al son del licor no de la música.
Creo que esta pieza musical caería muy bien a las estrellas lejanas.
Las cámaras  fotográficas capturan la imagen androgonica,
Del momento placentero de los que me acompañaron esa noche, las luces rápidas parpadeando y yo a un fondo momentáneo.
 Me olvide de mi mujer la solución de la noche, la broma de los dioses.
La incomodidad de la osamenta en su cara y las falsas legumbres que portaba.
La historia de sus amores pasados, que me daban aburrimiento escuchar de ellos.
Y la música fuerte y el DJ, Haciendo lo suyo.
Y el exceso va dejando su estela en todas partes con movimientos atroces y ligeros.
No seguía el patrón de una buena compañía que hay entre lo banal y lo excesivo.
 Y  el bar iba de aquí para allá y de allá para acá.
Y todo daba vueltas y la gente me hablaba y mi mujer se reía conmigo.
Y yo solo escuchaba el rugir de las bocinas.
Ahora que recuerdo,
Me dispongo a ir a la cocina.




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