lunes, 15 de octubre de 2012

Domingo.


Este día fue especial ya que la pase con mi padre, tuve uno de esos momentos que se le llaman regresión. Ya que fuimos a donde mi padre solía jugar cuando era joven unos campos de Beis ball.
Estuvo muy extraño  Mi padre condujo su carro hasta pasar por el deportivo club alegría (lugar donde pase una gran cantidad de momentos en mi juventud).  Después nos incorporamos por una calle hasta llegar al viejo pueblo de rancho viejo, (lugar donde creció mi padre) ahí  nos estacionamos frente a un deposito de Corona, donde mi padre conocía muy bien al dueño pues este era su primo Karin.
Después de tocar  un rato sale una señora que nos recibe con un –buenas tardes-  una señora joven, amable a lo que mi padre le comenta –Buenas tardes, se acuerda de mi- a lo que la señora dice –aahh!! Si, usted es el primo de Karin, anda en los campos anda vendiendo. (cerveza)
Mi padre –ah, ok bueno déjeme ir a visitarlo deme un seis de cerveza-
Después de recoger la cerveza, nos encaminamos a mi casa para darle primero el vistazo, llegamos todo estaba en orden el patio húmedo totalmente a causa de la lluvia que se  había registrado días pasados, rápidamente nos pusimos a arrancar de la tierra la maleza que había crecido, acalorados llenos de polvo y hierbas acabamos por destajar todo y después bebimos nuestras cervezas.
Luego de un rato de hablar de la familia, del bar de Lolo, las clásicas preocupaciones fuimos a visitar a Karin al viejo rancho. Calle muy vieja donde corre al lado un arrollo que se ha quedado medio seco con el paso del tiempo donde varios familiares de mi padre ahí murieron ahogados. Llegamos hasta una entrada donde había una persona, El carro cruza con dificultad el arrollo pero lo logra después nos introducimos al primer campo, donde ya habían terminado el juego mi padre revisa de vista desde el carro a los peloteros buscando a Karin. Su primo,  pero no encuentra nada, después dice  -debe estar en el otro campo- pasamos por entre unos matorrales donde esta trazado un camino para llegar hasta el otro lado, ahí estaba Karin junto a otros peloteros ya habían terminado también el juego, nos acercamos hasta llegar con ellos Karin al pie de su camioneta nos mira con desconfianza, lo miro y le digo buenas tardes , para que no se asustara mi padre baja del carro y le dice –Pues donde chingaos te escondes Kabron-  a lo que Karin ya con una sonrisa contesta –aahh!! Eres tú no te conocía asustas wey- a lo que amigablemente saludo a Karin y otros peloteros que estaban ahí, la tarde nublada como si el tiempo se detuviera para estas personas pues tenían más de treinta años acudiendo cada domingo a estos campos, donde la amistad por estas personas había trascendido como los robles que estaban junto al arrollo grandes, viejos,  frondosos. Karin nos recibió con  cerveza en mano, mi padre y a mí. Karin un hombre viejo fuerte, esbelto de bigote al estilo Pancho Villa, hablaron de todas las anécdotas del beis ball de aquellas épocas estamos hablando finales de los ochentas y principios de los noventas.
Bien, la tarde transcurrió con boleros de los cadetes de Linares, Ramón Ayala, entre otros.  En las camionetas la cerveza abundaba como el invitado especial, los encuentros entre las amistades viejas, bueno yo registraba todo en mi cerebro estar en esos campos, es como estar en el mundo de mi padre los buenos momentos, quedaban al olvido las preocupaciones y los dramas, Después se deja caer una fuerte lluvia todos corren a sus carros y camionetas cerca de veinte personas se despiden y corren gritando de alegría o por la misma cerveza, mi padre y yo tomamos la cerveza mientras vemos como estos se van, yo también extasiado por el momento doy un grito fuerte, creo que la cerveza ayudo a ello.
Y  Karin hace lo mismo, mi padre grita también cuando Karin nos dice -vámonos de aquí, vamos al rancho para seguir tomando- la lluvia caía fuertemente sobre los campos a los que mi padre le tiene un gran cariño, era como si el cielo, la sierra, el monte celebraran esta pequeña e inesperada reunión, pero bueno así es como suceden las mejores cosas, sin planearse, simplemente hacerlo así y nada más.

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