La chica de la nieve.

Hoy el sol esta fuerte y caluroso, los niños corren al camión de helados donde la nieve es sabor fresa.

Esta tarde  el viento es discreto al balancear los arboles que se acarician los unos a los otros.

Cuando te miro  a distancia, que caminas con desasosiego y tímidamente,  tus cabellos rojizos

Que desprende hasta el más dulce aroma que se pueda  olfatear entre gitanas y andariegos.

Se despliega tu suave sonrisa y tu personalidad se vuelve aun más encantadora.

Y la voz en el cielo anuncia tu llegada como un ángel dichoso de consentimiento divino.

Mi terrible oscuridad se siente desolada por tu ausencia.

Y las nubes se congregan nublando la tarde y la brisa llega acariciando tu mejilla, son dos grandes corazones que se cruzan a solo comprar un cono de nieve.

Y hoy solamente eres tú, serena y cabizbaja.

Umbral que necesita de la penumbra para estar mas sosegado ante el eclipse de tu belleza.

Ante la mirada de la rosa encarnada que vive en tus ojos, ante la presencia de una musa cuyo nombre no sabré jamás.

 Y llego amarte en tan solo un instante y me acerco junto a los helados y escucho tu voz.

Cuando saldrán las sirenas a reclamar tu existencias que, envidiosas aguardan en algún lugar del mar.

Y te miro discreta y efusivamente, no entiendes mi disimulo, te agachas como cualquier mariposa a besar el polen.

Y tu cono de nieve ahí está, y pagas al vendedor como si tus manos fueran dos cantos de tremenda belleza, adornada por los ángeles y las hadas de un bosque inmenso.

Tus labios doman cualquier idioma rebelde hablado en la urbanidad.

Cada nota de música gira  en tu atmosférica aura, y tus collares se conjugan con tu piel.

Piel de blanco perla,  que brillas ante la llegada de la lluvia, esta lluvia como un ritual a tu existencia, a tu llegada y tú sonrosa.

Y mientras yo soy el caos, la inseguridad, que atónito veo como te alejas lentamente con tu cono de nieve.

Mi actividad nerviosa y la brisa me pegan en los cabellos como una derrota ante la solemnidad de la belleza mundana.

Escrito el 13 jun. 11