domingo, 20 de octubre de 2013

Moscas de bar.


"En el corazón de
la noche plutónica, 
se pierden las moscas del bar."





Andábamos zig-zageando esa noche, las luces mercuriales comenzaban a encenderse, eramos tan anónimos para la cámara de diputados o de cualquier tribu urbana del centro de la ciudad. Y pensábamos a que bar iríamos después de clases. Recuerdo el calor Infernal, la nieve de la Michoacana, y la cantidad de estudiantes por la avenida 5 de mayo. Un hervidero de mariguanos estudiantiles, sin interés por nada. Solo por los tatuajes y los juegos de vídeo. A Isabel le agradaba eso, a mi me daba igual. nos encaminamos al Oxxo a comprar cigarros, a comprar un par de sodas y nos fuimos caminando sin rumbo fijo. recuerdo que me decía que no entendía de Literatura, ni de poesía. y que quería aprender de mi. a lo que le dije que yo apenas estoy aprendiendo de mi, no podría enseñarle esas cosas. la poesía sale de mi boca y nada mas. A parte a quien le importa la Literatura y poesía en estos tiempos, bueno era el año 2008 creo. En fin nos encaminamos primero a los tacos que están por el Mercado Juarez y cenamos como si fuéramos unos hambreados traídos desde las tierras lejanas. Pagamos y nos fuimos. A mi amiga de parrandas, de trasnochadas podría decir mi complice de borracheras cómicas. Así fuimos a ese bar cuyo nombre ignoro ese que estaba por Arramberri. Y pedimos jarras de cervezas, los parroquianos en sus asuntos. Mientras la mesera nos traía la jarra, Isabel se levanto a poner en la rockola música de José Alfredo Jimenez, Chavela Vargas y yo le sugerí una de Cuco Sanchez. No había demasiada variedad en la rockola pues era una cantina muy anónima solo era un enorme pasillo donde había mesas de carta blanca y una barra de madera muy deteriorada al fondo un enorme espejo y pinturas de músicos y charros mexicanos, en los que destacaba Pedro Infante, Cornelio Reyna, Jorge Negrete etc

.  
Cuando regreso a la mesa yo ya tenía los tarros completa mente servidos hasta el tope y tomando ella el suyo dijo: -esta es por una de tantas borracheras contigo.- con una sonrisa burlona le dio un gran sorbo a su cerveza, mientras que yo hacía lo mismo. Sin decir nada solo admirando el momento con mi amiga de los desvelos, de los truncos toques de puerta en mi recámara. Las moscas que rodeaban la mesa, así bebimos mas y mas, si mal no recuerdo creo que en dos horas ya estábamos ebrios tal vez era la extasiada noche bohémica de la cantina oscura. Borrachos entraban y salían pero a nosotros no nos ponían atención aunque cantábamos fuertemente y golpeábamos la mesa con las letras de José Alfredo, recuerdo que nos parábamos como dos locos a bailar las cumbias del recuerdo los dos carcajenado y abrazándonos y estirándonos. Toda cumbia de esa noche era muy Kafkiana parecía un laberinto estar en esa cantina y es que al final solo estábamos en un solo lugar pero nuestros cuerpos daban vueltas como si estuviéramos en un laberinto de Kafka. Había veces que cuando Isabel se paraba a bailar sola o cantaba y volteaba conmigo, mientras yo cansado y borracho la miraba  desde la silla de la mesa. Se acercaban los parroquianos a bailar con ella y ella solo bailaba pero inmediata mente se alejaba de ellos, yo solo carcajeaba con los ojos lagrimeados y el aliento alcohólico. Me acercaba a ella y la besaba como el que besa a la misma oscuridad. Después en la barra dos hombres se hicieron de palabras y la dueña de la cantina los echo del lugar. pedíamos caguamas ahora ya que eran mas baratas que las jarras. Seguimos cantando hasta muy tarde, después de eso nos salimos de la cantina cuyo nombre lo ignoro, y nos dirigimos hacía el Barrio Antiguo, no recuerdo a donde llegamos solo había flachazos del momento. Después en un bar de renombre, me perdí en la muchedumbre, sin saber donde estaba mi amiga trasnochada, fui a la barra del lugar y pedí una caguama y pregunte que ¿Quien estaba tocando?  el joven muchacho de la barra me dijo que Madriza Salvaje estaba tocando y mas tarde iba a tocar disolución social. Tome mi caguama y me di una vuelta por el antro conocido por muchos regio montanos, no vi a Isabel en un rato. Me bebí la cerveza y decidí largarme a otro antro uno mas de mi agrado. Así que me fui sin avisar y sin saber donde estaba mi amiga. Al llegar al lugar donde las guitarras estruendosas de un metal  rugían a altos deciveles. Pague el cover y entre, me fui a la barra. Ahí encontré a mi primo metalero me jalo del hombro y me dio un abrazo, me dijo que ahí estaba mi hermano con otros metaleros que fuéramos a la mesa. Después de comprar la cerveza me fui con el tocaba el ya muy conocido en ese entonces PLASMA. Muy buenos músicos lastima que ya no exista la banda. Al llegar a la mesa ahí estaba mi hermano junto a otros conocidos amigos metaleros y otros que nunca había visto en mi vida. Saludé a todos y cada uno de ellos , me senté en una silla, estaba muy ebrio y mi hermano y mi primo se acercaron a decirme no se que, pues no entendía nada. Solo veía sus gestos en sus rostros. A lo diez minutos veo un mensaje en mi celular con el siguiente texto "Donde chingaos estas, te ando buscando Cabrón, solo fui a darme un pase, dime donde estas!!"  tome el celular y como pude marqué el teléfono de Isabel le comente que estaba en otro bar con mi hermano y un primo. me dijo -sal de ahí voy para allá te veo afuera.- Una borracha metalera paso por un lado mío y me tumbo el teléfono, la llamada se corto, me agache a buscar el celular por debajo de la mesa. Solo había colillas de cigarro y botellas vacías y charcos de cerveza derramada. no encontraba mi celular en este lugar tan oscuro. De repente un amigo se acerco y me ayudo a buscarlo pero no lo encontrábamos. Cuando se termino la canción que tocaba la banda encendieron las luces, y así logre ver el móvil. en un rincón ¿Como diablos fue a dar hasta allá? fui y lo tome, volví a marcarle y me dijo que estaba en la calle que da al antro donde yo estaba, que saliera. Me tome lo que me quedaba de la cerveza y salí. A lo lejos de la calle Morelos vi la silueta de una mujer que caminaba torpemente mis ojos casi cerrados no podía distinguir ni siquiera a dos metros de distancia. hasta que al fin llego a mi, se dejo caer en mi cuerpo y me dijo que estaba muy mal.
La tome y la senté a la orilla de la banqueta, le dije que me esperara un momento fui a orinar a un rincón oscuro. Regrese y le dije tenemos que irnos de aquí esto ya esta muy agresivo. Ella balbuceaba cosas, cosas que yo no entendía por que no estaba lo suficiente mente sobrio como para entender lo que dice. Así que la levante y nos fuimos abrazados calle abajo yo la sostenía y ella me sostenía sin dejar caer el uno del otro, y si caíamos seríamos los dos al mismo tiempo. -No me vayas a dejar aquí, por favor- me dijo. su mirada entre cerrada y perdida, sus ojos tan vacíos, como los mios. Eramos en esa noche dos hojas secas a la deriva de la bohemia, del olvido. Recuerdo su olor, de ese perfume sensual mientras la abrazaba y nos encaminábamos a conseguir un Taxi. 

  


-Saúl Gracía Estrella





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entrada destacada

El Balsero.

Montaremos la espiral hasta el final y podremos ir simplemente a donde nadie ha estado. Vial es simple el estrecho por donde caen sus palabr...