lunes, 28 de noviembre de 2011

Gunta.

Emanas desde lo más profundo de la flor de loto, como dios que aguarda en la rivera.
Ritual de buscar el nivel de misterios, nacimiento del ocaso del sol.
En las rocas de mármol escondemos nuestros secretos más indeseables.
Descubriendo el ser que vive aquí llamado Gunta, aquí saboreamos la idolatracion.
Declinamos las montañas, caminamos con el calor, vestimos al desconocido.
El canto angelical de las chicharras, Quema de azul los montes.
Gunta! Ser sombrío de mirada triste, aguardas en los montes de las guitarras.
¿Sabes donde esta mi Tumba? Necesito purificarla de gusanos infelices.
Gunta! fertiliza mis poemas y siémbralos en el corazón de los desconocidos.
O lánzalos sobre el rio, que a la deriva han sido destinados.
Y la mujer que amo vive entre lamentos de mariposas que agonizan por las tardes y lloran por las noches.
Mis sacerdotes son pequeños inmaculadores seres de poder comulgado.
Gunta, he dormido en la rivera, y encontrado unos angustiados amigos.
Hipnotiza la retina metálica de mis ojos, para escurrirme de la tristeza.
Lléname de sueños de la calma del desierto y vete lejos.
Gunta! Me pervierten tus sentidos perezosos.
Tu mirada nativa y a la vez nómada.
Cierra tus ojos antes de irte.
Cuando duermas de mi mundo.
Agazápate entre los caídos que la luz se encuentra detrás de mí.

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