lunes, 22 de abril de 2013

Poema IV


(Montaremos la espiral hasta el final y podremos ir simplemente a donde nadie ha estado.)



 I
Entra por la Flor de mis lamentos.
Siempre seguimos el origen de la luz.
Como sangre de un Ave.
Caigo sobre el bagaje del viento.
II
Árbol mece y crece entre la casa de mármol.
Sobre  la calle están nuestras preocupaciones.
Y vivo tierno como una danza contemporánea.
Así, el rumbo  es venidero,
Carros al cielo, nubes nómadas formando la realidad.
III
Y se entristecen cuando me ausento.
Y me encamino hacia la espiral del ultraconciente.
Y regreso al origen, donde nadie ha estado.

IV
Entonces se decide el mañana
Como plan sin cimiento, como hoja sin deriva.
Hablamos muertos en esta vida.
El cálido sonido de la eternidad por las noches.




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