domingo, 30 de diciembre de 2012

A orillas del Bar Linares.




Humo que penetra los rincones de mis pulmones.
Corta el aire enturbiado.
La tumba de Verónica está ausente de rosas.
Un perfume entre cada platica disfrazando los días nublados.
Humo que nace del cigarro, formando imperios en el espacio.
Sin dejar de respirar la criptica estatua.
Cuando me paro a observar el templo de la Incertidumbre del amor.
El llanero de esta tierra le pedimos un favor, de ahuyentar los demonios quebrando sus alas.
Notorias falsedades que van del limbo a la memoria, donde su pasaje es historia.
Sentir el suelo hermoso sobre la caña, y dejamos caer la pena sobre el agua de la saña.
Iluminar el canto de la luna, sobre la noche oscura donde se dibuja tu figura.
Siendo tu amante rendido en una noche de Agosto, me tiraste a las copas de los arboles.
Las calles están sosiegas ante la princesa de la oscuridad.
Sonidos venideros del sur me acompañan en la lunática casa de tu madre.
Empedernido tomo el consejo del Cupido grotesco.
La traición es una venganza en el mundo material de las penas.
Esta delicia de ausentarse en vísperas de ánimas frágiles, Como tambor como solapas el reino de los duendes, y nadie extraña a Yajaira.
Unos ojos traicioneros en la cárcel del amor sufriendo el desamor, como esclavo del querer.
Me muero ante la disléxica  mujer,  alcohol en las barras de una fonda Veracruzana donde se siente la guitarra sonar en los rincones de las mil noches.
Bohemios que nos amparamos ante la música y el olvido, requintos de las cuerdas nos abrazan en la rivera de la borrachera.
Y deseamos ser olvidados por nuestros amigos, entre la parranda y el querer.
Eres el amor donde mi amor se des boca, eres el amor primero.
Hay un perfume en tu boca, de la flor de tu boca me hace sentir al cielo.
Conmigo se va el amor, y dejo este tormento en las orillas del fandango.

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