domingo, 4 de septiembre de 2011

Belleza Barroca.


Una sola palabra viajando entre dientes de Lira.
Una mujer de cabellos rojizo como el cielo de otoño
E evocado una canción para su aura de puritana.
Cuando la miro ella finge con su tímida sonrisa.
Es un ángel adormecido en sus alas de inocencia.
Ángel puro y ambiguo. Como las deidades que habitaron el Olimpo.
En sus ojos grandes se observa la antigüedad de la rosa encarnada.
Alma resplandeciente, hija de la luna inmortal.
Con tus pasos silenciosos inspiran al más anónimo poeta.
Tus labios, tus mejillas, tu boca sonora donde nace la belleza de tu fonética.
Tu belleza traicionera es un homenaje a la misma afrodita.
Sigo tu aroma hacia los climas encantadores de la época barroca donde las musas no son nada a tu lado.
Respiro el olor de  tu persona y miras como si miraras, por primera vez todo lo que habita este mundo.
Oh! Mujer de ojos tímidos, tragedia de los corazones solitarios y bohemios.
Quisiera escuchar la labia que posees, con la llegada del sol en cada mañana y en cada nacimiento.
Si  tus cantos se escucharan con la llegada del amanecer, Minerva te envidiaría por siempre.
Dulce alma de paz y tranquilidad tus movimientos de Venus  se bañan sobre ti.
Entre tus altares desconocidos de tu eterna y misteriosa religión a menudo te veo susurrando en el confesionario de tu corazón.


Poema dedicado a Daena. 

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