martes, 12 de julio de 2011

El Decadente.

Atormentado entre fibras austeras, entre semillas de dolor que germinan en mi pecho.
Insaciablemente vulnerable a la luz, y el enfermero se ríe de mi.
Una serie de Libertinajes en los que me he llenado el Alma quemada por el destino.
Vivamente Oscuro y ávido, un Malsano que responde a lo incierto.
Podría terminar en el Pavimento tirado como un rey.
 En cada demonio encuentro un amigo de embriaguez.
Mientras nos rehusamos al Paraíso Latino donde ejerce la enorme Tontería.
Deterioro mi vida entre los oscuros rincones, en cada soledad y olvido.
Mientras voy perdiendo el ánimo por  el banalismo que impregna aquí.
Mientras me arrastro como una nube enlutada hacia la nada, junto a otros decadentes.
El mismo infierno aguarda a nuestra llegada ancestral.
Donde las estrellas se apagan lentamente y donde los ecos son el mismo lamento de nuestra decadencia.
Finalmente para ahogar este delirio, mis ojos reside la tristeza de una vida arrastrada al abandono.
Y mientras más rodeado estoy de personas, mas entristezco aunque sea dichoso entre los alabados.


Escrito: 7 de febrero 2011.

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